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Joaquín Fernández Quesada estudia ingeniería en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Hace dos años, como no tenía tiempo de cursar álgebra, se anotó para darla libre y, gracias a las lecciones del youtuber español David Calle, que desde su canal online Unicoos da clases gratuitas a millones de alumnos virtuales, aprobó la materia.

Algo similar le sucedió a Nicolás Durán, de 20 años, cuando tuvo que estudiar los contenidos de química para el CBC. «No entendía nada hasta que una semana antes de la fecha del examen di con la youtuber Karina Andrade que me explicó todo a través de sus videos. Estaba desesperado, pero gracias a ella me saqué un siete», reconoce este futuro médico, que cada vez que necesita ayuda para comprender mejor algún contenido de la facultad recurre a la Web. Allí están hoy los profesores particulares de una nueva generación de estudiantes, alumnos que cursan los últimos años del secundario o los primeros de la universidad y que se sienten más cómodos frente a un tutorial en la pantalla de diez minutos que con un maestro que se siente a su lado.

Cuando comenzó a grabar sus primeros videos hace ocho años, Julio Alberto Ríos Gallego, un ingeniero colombiano dedicado a la docencia, lo hizo con un objetivo bien concreto: ayudar a los alumnos que asistían a sus clases en el aula. Sus exposiciones pausadas, su escritura ordenada y prolija y su habilidad de hacer comprensible lo que para muchos es un verdadero dolor de cabeza lo convirtieron en uno de los youtubers educativos más famosos. Su canal Julioprofe tiene casi 1,5 millones de suscriptores, y sólo desde la Argentina y durante el año pasado, sus videos han tenido más de 5 millones de reproducciones.

En diálogo telefónico con LA NACION, Julioprofe reconoce que la buena repercusión que tuvieron sus videos lo animaron a seguir. «Me escribían alumnos que yo no conocía y de todas partes del mundo. Nunca creí que algo así podía suceder, y a partir de allí se abrió una nueva forma de enseñar». Los contenidos de Julioprofe van desde los problemas aritméticos que un niño comienza a ver a partir de cuarto grado de la escuela primaria hasta los primeros semestres de la facultad. Aritmética, álgebra, geometría, trigonometría, geometría analítica, cálculo, física fundamental y otros temas que para muchos estudiantes son verdaderos obstáculos.

«Cuando buscás algo referido a matemática los videos de Julioprofe suelen aparecer entre los primeros. La verdad es que explica muy bien, pero también hay muchos otros como Julioprofe que pueden ayudarte a resolver ejercicios y despejar dudas», dice Fernández Quesada, que considera que esta metodología de aprendizaje tiene varias ventajas. «Tenés la posibilidad de ver, repetir y pausar la explicación cuantas veces quieras, a la hora que quieras y en donde quieras. Además, en la facultad tenés profesores que son piolas y a quienes les podés preguntar sin problema, y otros que pierden la paciencia muy rápido».

En YouTube, en cambio, ningún maestro se pone nervioso porque los alumnos no comprenden o están distraídos, y sus seguidores lo agradecen. Los mensajes que reciben estos profesores virtuales van desde «gracias profe»; «excelente explicación»; «una vez más, usted me ha salvado», hasta comentarios como «Ni Rubius ni Germán, este es uno de los mejores videos que he visto de operaciones combinadas. Tienes mi like«.

En el canal Julioprofe hay unos 760 videos publicados, y en el canal secundario Julioprofenet se suman otros 350 videos más. Aproximadamente, unos 40 videos superan el millón de reproducciones, pero el más exitoso de todos registra más de dos millones de visualizaciones, algo con lo que soñaría cualquier youtuber dedicado al entretenimiento, sólo que en este caso el contenido no es humorístico sino que trata sobre «álgebra lineal».

Para Ríos Gallego, la dedicación es absoluta. «Actualmente sólo doy clases por YouTube y subo material todos los días de la semana». El caso de David Calle es diferente. En mayo de 2011 abrió su plataforma digital Unicoos, que tiene más de 600.000 suscriptores, y donde las listas de reproducciones están divididas por cursos, asignaturas y temario. Según relevó Calle, el 60% de sus suscriptores son de América del Sur, y el 40% restante de España. Aunque Calle se define como un apasionado de su trabajo como maestro youtuber, su mayor reporte económico proviene de su sueldo como profesor en una academia (ver aparte).

La historia de la argentina Karina Andrade es más reciente, y como estudiante de veterinaria comenzó a dar clases particulares de química y matemática para asegurarse un ingreso. Amante de los viajes, un día decidió grabar unos videos para poder continuar las clases a distancia con sus alumnos, y para su sorpresa el tutorial se viralizó de inmediato. «Algunos de mis videos son públicos y otros no. Muchos de mis alumnos han comprado el curso completo de química del CBC, y con ellos hago un seguimiento más personalizado, a través de WhatsApp o por mail».

¿Representan una amenaza los youtubers de la educación para los maestros particulares a la vieja usanza? Los estudiantes consultados creen que sí, aunque admiten que aún existe un público que prefiere -y necesita- que alguien se siente al lado y supervise cada ejercicio. «Para que un tutorial funcione y te resuelva una inquietud tenés que saber buscar y tener un conocimiento básico de los temas -dice Fernández Quesada-. Y hay chicos que cuando salen del secundario y llegan a la universidad están totalmente perdidos».

Julioprofe les dice a los maestros que no deben sentirse amenazados, sino que ellos pueden convertirse en administradores y en creadores de este tipo de contenidos. «Cada vez son más los canales que tienen respaldo y un sello de calidad, y como maestro yo quiero hacer un aporte a la educación. En América latina el mayor problema está en la base de la pirámide. Muchos chicos pasan de grado sin ningún problema pero cuando llegan a la universidad se dan cuenta de que no están preparados», opina Ríos Gallego.

«Creamos contenidos y utilizamos la plataforma para comunicarlo. Técnicamente somos youtubers. No hacemos reír a la gente pero hemos logrado que muchos alumnos dejen de tenerle fobia a la matemática», dice este maestro de 43 años, que con precisión aritmética no para de cosechar seguidores en el mundo.

Autora: Soledad Vallejos
Fuente: lanacion.com.ar